Viena en 2 días: el mejor itinerario

Descubre los encantos de Viena, una ciudad elegante a orillas de uno de los ríos más famosos del mundo

Matteo Gramegna

Matteo Gramegna

Lectura de 10 minutos

Viena en 2 días: el mejor itinerario

Viena | ©Luca Sartoni

La capital de Austria tiene una larga historia a sus espaldas. El prestigio de los siglos pasados queda reflejado en sus plazas y edificios que destacan por elegancia y majestuosidad.

Si has reservado un billete de avión para Viena has elegido bien, estoy seguro de que querrás repetir. Este artículo te desvela qué ver y hacer en Viena para que puedas aprovechar al máximo tu estancia.

Día 1: los imprescindibles de Viena

Café Central | ©Gryffindor
Café Central | ©Gryffindor

Antes de ponerte a recorrer la ciudad no hay nada mejor que un buen desayuno. Recuérdate de que estás en Viena y nunca viene mal empezar el día con una deliciosa tarta sacher.

Desayuna con estilo

Nuestra ruta empieza en el número 14 de la calle Herrengasse. Estamos en el corazón de Viena, a escasa distancia del Palacio Daun-Kinsky y la Iglesia de los Frailes Menores (Minoritenkirche).

En esta elegante avenida se encuentra el Café Central, un histórico de la capital. Su techo abovedado se debe al antiguo uso del edificio. Antes de 1860 hospedaba un banco diseñado por Heinrich von Ferstel, uno de los arquitectos más conocidos de la época.

Cuenta con varias opciones para el desayuno. El de estilo vienés propone un espresso con espuma de leche, panecillos caseros y mantequilla. Para algo más contundente puedes optar por el desayuno imperial que incluye una copa de cava, café, zumo de naranja, salmón ahumado, croissants y mucho más. También puedes optar por algo dulce. Su mostrador enseña una amplia colección de pasteles que parecen obras de arte.

  • Abre todos los días de 7:30 a 22:00 (de lunes a sábado) y de 10:00 a 22:00 (domingos y festivos).

Visita el buen retiro de los Habsburgo

Schönbrunn fue la residencia de verano utilizada por la familia imperial de Austria. Sin duda alguna es el mejor palacio de Viena y un símbolo de clase y elegancia. Su fama se debe a María Teresa, que encargó a Nikolaus von Pacassi remodelarlo. Tras unos años, el arquitecto entregó a la emperatriz una joya del rococó austriaco.

Para llegar puedes coger el metro en Herrengasse (a escasa distancia del Café Central) y bajar en la parada Hütteldorfer Straße. Una vez allí te bastará con coger la línea 10 del tranvía y bajar en Schloß Schönbrunn. Llegarás enfrente de la entrada monumental.

Visitar el Palacio de Schönbrunn es sencillo gracias a las audioguías que encontrarás en el interior. Tras visitar sus soberbios salones te recomiendo dar un paseo en sus jardines barrocos. El área verde incluye un gran laberinto y la terraza panorámica del edificio Gloriette.

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Pasea enfrente del ayuntamiento

Ayuntamiento de Viena | ©Thomas Ledl
Ayuntamiento de Viena | ©Thomas Ledl

Terminada la visita puedes hacer el camino a la inversa (tranvía y metro) y bajar en la parada Volkstheaterel. A pocos minutos a pie se encuentra el Rathauspark, un parque de diseño simétrico que hace de cornisa al ayuntamiento (Rathaus).

Es un edificio de estilo gótico rematado por una torre que le hace parecer a una catedral. Fue erigido entre 1872 y 1883 siguiendo el proyecto de Friedrich Schmidt, el arquitecto que restauró el Stephansdom, la Catedral de Viena.

El municipio organiza unas visitas guiadas que tocan sus principales ambientes: la Sala del Consejo, las dos Salas de los Escudos, las Grandes Escaleras y el Patio de las Arcadas, entre otros.

Las audioguías gratuitas están disponibles en varios idiomas, incluido el español. Desde finales de noviembre se monta un mercadillo navideño frente al ayuntamiento.

Quédate maravillado frente al Parlamento

A pocos metros del ayuntamiento se encuentra el corazón político de Austria. La entrada principal está precedida por una espléndida fuente dominada por la estatua de Palas Atenea.

La diosa de la sabiduría sostiene una lanza en la mano izquierda y la diosa de la victoria Nike en la derecha. Está realizada en mármol con detalles en oro. Detrás de su silueta se encuentra el Parlamento, un edificio de estilo greco-romano proyectado por Theophil Hansen.

Era un arquitecto afamado y antes de recibir el cargo ya había dirigido las obras de la Academia de Bellas Artes (Schillerplatz 3) y del Museo de Historia Militar (Arsenal 1).

La decisión fue un acierto ya que diseñó un espléndido edificio embellecido con estatuas de Tucídides, Heródoto y Julio César, entre otros. El mismo Parlamento organiza unas visitas guiadas y si te interesa puedes asistir a una sesión plenaria.

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Entra en los establos de la Escuela Española de Equitación

Establos de la Escuela Española de Equitación | ©John Harwood
Establos de la Escuela Española de Equitación | ©John Harwood

¿Conoces los caballos lipizzanos? Estos espléndidos equinos son originarios de la localidad de Lipizza (hoy en día una localidad de Eslovenia) y fueron introducidos en la corte vienesa por el emperador español Carlos II.

Según los apasionados son el fruto de una mezcla de ejemplares españoles, árabes, napolitanos, y checos; lo que es cierto es que son muy elegantes y a la vez ideales para la doma clásica.

La Escuela Española de Equitación conserva la tradición y organiza unos espectáculo ecuestres que vale la pena ver. Estos caballos son muy inteligentes y se entrenan para realizar movimientos complejos con gracia.

Lo más barato es un billete para los entrenamientos con ejercicios de relajación, refinamiento y el fortalecimiento de los músculos. Se llevan a cabo de 10:00 a 11:00 mientras que el coste ronda los 15 €.

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Cena en uno de los mejores restaurantes del mundo

En el caso de que viajes en primavera o en verano te aconsejo reservar una mesa en Steirereck, un restaurante con dos estrellas Michelin en el corazón del Stadtpark, el parque de la Ciudad de Viena.

Llegar desde la Escuela Española de Equitación es muy fácil, te bastará coger el metro (línea 3 desde Herrengasse) y bajar en la parada Stubentor.

Al subir en la superficie verás el Wienflussportal, un puente Modernista sobre el río Viena. No podrás confundirlo con el Danubio ya que es mucho menos caudaloso y fluye plácido a lo largo del jardín.

Te recomiendo dar un paseo antes de sentarte a comer, Stadtpark es un oasis de tranquilidad salpicada de monumentos de corte clásico. Una mención de honor la merecen la estatua de Franz Schubert y la figura dorada de Johann Strauss inmortalizado con un violín entre las manos.

El restaurante se hospeda en una construcción moderna con amplias cristaleras y propone platos tradicionales austriacos con un matiz francés. En efecto, el chef de Steirereck – el famoso Heinz Reitbauerse formó con Alain Chapel, el creador de la Nouvelle Cuisine.

De él aprendió la pasión por los ingredientes tanto que las setas que se sirven se recolectan personalmente en los Bosques de Viena. El menú es estacional y las reseñas excelentes. Abre de lunes a viernes de 11:30 a 14:30 y después de las 18.30. Se recomienda reservar con suficiente antelación.

Día 2: la catedral y los edificios más destacados

Catedral de Viena | ©georgianakate
Catedral de Viena | ©georgianakate

¿Estás listo para descubrir los demás encantos de la ciudad? Este segundo día empieza en el centro neurálgico de la capital de Austria, justo a los pies de su iglesia más famosa.

Empieza la ruta en Stephansplatz

Es el corazón de Viena y el hogar del edificio más querido por los vieneses: la Catedral de San Esteban (Stephansdom). "Steffl" – así es apodada por los lugareños – es una imponente iglesia gótica con detalles barrocos.

En la cubierta, unas tejas de colores recrean el águila bicéfala del Imperio austro-húngaro y el escudo de armas de la ciudad. Puedes conocer el interior, la torre principal y las catacumbas.

Antes de subir puedes regalarte un desayuno panorámico. En la misma plaza se encuentra el Boutique Hotel am Stephansplatz que goza de una espléndida vista sobre el templo vienés.

Su café lleva el nombre del tenor español Giacomo Aragall y es una opción ideal para empezar el día con energía. De 6:30 a 10:00 (11:00 en fines de semana y festivos) podrás disfrutar de un desayuno buffet con croissants, fruta, platos calientes y fríos, zumo recién exprimido y mucho más.

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Admira la Iglesia dedicada a San Carlos Borromeo

Este majestuoso templo fue construido para dar gracias a Dios por haber salvado Viena de una plaga. En el siglo XVIII, Europa estaba azotada por una epidemia de peste negra que afortunadamente evitó la capital. El emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Carlos VI, encargó la obra al arquitecto Johann Bernhard Fischer von Erlach y decidió dedicar el templo al obispo de Milán: Carlos Borromeo.

Las columnas gemelas en el exterior hacen referencia tanto al Templo de Salomón como a las Columnas de Hércules. En efecto, Carlos V había elegido este último elemento como símbolo adoptado del Sacro Imperio Romano Germánico.

En el caso de que viajes a Viena en diciembre podrás escuchar en vivo artistas gospel o conciertos de música clásica. Es una ocasión ideal para admirar su interior cómodamente sentado.

Siéntete como un aristócrata en el Palacio Belvedere

Fachada del Palacio | ©KLMircea
Fachada del Palacio | ©KLMircea

El Palacio Belvedere era la residencia de verano del príncipe Eugenio de Saboya. Era un amante del arte y encargó al arquitecto Johann Lukas von Hildebrandt esta espléndida construcción barroca.

El conjunto se compone de dos partes – Belvedere Superior e Inferior – y está rodeado por unos espléndidos jardines. Un gran estanque frente a la fachada refleja su silueta añadiendo un toque romántico al entorno.

En su interior se alberga una colección de arte que va de la Edad Media a la posguerra. Su mayor reclamo son los cuadros de Gustav Klimt, uno de los miembros más destacados de la Secesión vienesa, una rama del modernismo. Sus famosas obras "El Beso" y "Judith" se encuentran aquí junto con el icónico óleo sobre lienzo “Napoleón cruzando los Alpes” de Jacques-Louis David y otros cuadros.

En el exterior se encuentra también la Orangerie, un invernadero reconvertido en espacio cultural. Al aglutinar tantos espacios distintos, los horarios de apertura del Palacio Belvedere difieren entre ellos. Te recomiendo leer el artículo dedicado para organizar bien tu visita.

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Descubre una obra maestra del art nouveau

Una vez terminada la visita a la residencia aristocrática, coge el tranvía (línea O) y baja en la parada Marxergasse. En menos de diez minutos llegarás delante de la Hundertwasserhaus, un bloque residencial que guiña el ojo a las creaciones de Gaudí.

El edificio parece sacado de un cuento y sobresale por la fachada irregular (ventanas, balcones y otros elementos decorativos no siguen el mismo patrón) y los alegres colores pastel. Fue construida entre 1983 y 1985 gracias a la colaboración entre dos arquitectos: Josef Krawina y Peter Pelikan.

Junto a las residencia encontrarás un centro comercial conocido como Hundertwasser Village. Tiene el mismo estilo de las casas cercanas y es el lugar ideal para comprar un recuerdo original. Abre todos los días de la semana de las 9:00 hasta las 19:00.

Pasea por el segundo parque de atracciones más grande de Europa

En el Prater | ©Thomas Feichtinger
En el Prater | ©Thomas Feichtinger

Para alcanzar la penúltima etapa de la jornada deberás cruzar el Canal del Danubio, una ramificación paralela al gran río. En poco más de 15 minutos llegarás al Prater, el área verde más famosa de la ciudad. Si viajas con niños es una opción más que recomendable.

Podrás subir a la gran noria (Wiener Riesenrad) y divertirte con ellos en el parque de atracciones.

Sube al Donauturm

Desde el Prater, coge el Puente Imperial (Reichsbrücke) y alcanza la isla en el medio del Danubio. En este tramo de tierra se levanta el Donauturm, el único lugar donde se disfruta de una vista a 360º.

La torre vigila Viena desde los años sesenta y se ha convertido en un verdadero símbolo de la ciudad. Es un balcón hacia el Danubio, los viñedos de Cobenzl y los Bosques de Viena (Wienerwald). Más cerca se divisan los rascacielos de Donau City, un barrio de oficinas y superficies comerciales.

Si viajas en invierno no deberás preocuparte por el frío: una terraza acristalada permite disfrutar del panorama en cualquier condición climática. Para subir hasta la cumbre te montarás en un ascensor de alta velocidad, ¡sólo necesitarás 35 segundos! Sin embargo, en los días de vientos fuertes se reduce la velocidad para evitar el balanceo.

Donauturm abre todos los días de la semana de las 10:00 hasta las 22:30. El último ascenso se realiza a las 23:00.

¿Vale la pena ver los alrededores de Viena en una estancia de dos días?

Barracones de los prisioneros de Mauthausen  | ©Ian McKellar
Barracones de los prisioneros de Mauthausen | ©Ian McKellar

En mi opinión, dos días son el plazo mínimo para descubrir Viena. Fue la capital de un gran imperio y sus calles están salpicadas de edificios encantadores, parques y museos.

Sin embargo, si viajas en verano y quieres huir del calor o te apetece conocer un poco más de Austria, tienes mucho donde escoger. En los alrededores de Viena merece la pena visitar la localidad termal de Baden, Bratislava o el Campo de concentración de Mauthausen.

Otra opción interesante es un crucero fluvial por el Danubio. El más recomendable tiene como destino el Valle de Wachau, un enclave natural declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Es una región vinícola embellecida por pueblos tradicionales y una naturaleza exuberante. Los barcos suelen salir de un lugar céntrico de Viena y paran en las siguientes localidades:

  • Krems, una ciudad medieval en la confluencia de los ríos Krems y Danubio. Su icono es el Steiner Tor, una puerta construida originalmente en el siglo XV y remodelada en estilo barroco. Es el centro más importante de la región vitivinícola de Baja Austria
  • Ruinas de castillo de Dürnstein, lo que queda de una fortaleza del siglo XII. El famoso rey Ricardo Corazón de León estuvo preso en sus muros por poco menos de un año. Desde aquí se goza de un magnífico panorama
  • Stift Melk, una abadía benedictina a orillas del río. Cuenta con una extraordinaria biblioteca y unos jardines muy elegantes. Ten en cuenta que los cruceros alcanzan el pueblo de Melk solo en verano

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